Este año se cumplen 60 años de la creación del Estado de Israel, momento en el que una de las diásporas más antigua de la historia encontró su lugar en el mundo. A lo largo de este corto periodo de tiempo, el nuevo Estado acogió gentes procedentes de todos los rincones del mundo, albergando ciudadanos de más de cien nacionalidades en su pequeño territorio, lo que ha dado lugar a una sociedad fascinante por la diversidad de sus orígenes y rasgos culturales. Un Estado con un fuerte anhelo: encontrar su sitio en el entorno del Medio Oriente.
Quiero pensar en una trayectoria de dos pueblos, el israelí y el palestino, distinta a la que hemos conocido. Imaginemos que la historia hubiera sido benévola y que hoy pudiésemos encontrar dos pueblos viviendo en paz y armonía uno junto al otro enriqueciéndose mutuamente por la simbiosis de las ricas culturas que ambos representan.
Desde mi época de embajador en Tel Aviv y luego, como Enviado Especial de la Unión Europea para Oriente Próximo, he podido reconocer y admirar la intensidad con que se respira la vida en ese extremo del Mediterráneo. Respirar ese anhelo de vida me ha impulsado siempre, incluso en momentos muy difíciles, a trabajar con todos a favor de la convivencia y ver cumplida una ilusión de paz.
Hace dos años celebramos el establecimiento de relaciones diplomáticas entre España e Israel, culminando así un proceso de normalización de nuestra política exterior. Aquella decisión, tomada por el ex-Presidente del Gobierno Felipe González, ponía fin a un desencuentro histórico entre dos pueblos cuyo vínculo más representativo es el pueblo sefardí, cuyas voces y palabras aún resuenan por las calles de Jerusalén o Safed.
La creación y consolidación de la Casa Sefarad-Israel es la prueba más palpable de que estamos unidos por una historia de sentimientos que trascienden con mucho las "meras" relaciones diplomáticas. La cultura judía, en su rica variedad sefardí y askenazí, expresión de todas las diásporas, está presente ahora en España y aspira a ocupar el espacio que le corresponde en nuestra sociedad.